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Los enclaves españoles de Ceuta y Melilla en Marruecos materializan las únicas fronteras terrestres euroafricanas. Por ello, constituyen desde hace tiempo zonas de atención particular respecto a las políticas migratorias dirigidas a frenar los flujos de personas que se dirigen a los países de la Unión Europea (UE). Diez años después de los sucesos mortales de 2005 –en los que, tiroteados por fuego real desde ambos lados de la frontera, resultaron heridos y murieron al menos once personas que trataban de franquear la barrera que rodea estos enclaves – la zona de Melilla-Nador (ciudad marroquí vecina) continúa siendo escenario de violación permanente de los derechos fundamentales de las personas migrantes, en particular las de origen subsahariano. Una zona donde la impunidad parece ser la regla para las autoridades marroquíes y españolas en la aplicación de políticas de represión de la migración llamada clandestina. Se trata en este informe de entender el modo en que la Unión Europea perpetúa la externalización de sus fronteras en África a través de la utilización del enclave de la ciudad española de Melilla en Marruecos y con qué consecuencias.
Informe redactado por Elsa Tyszler, voluntaria enviada por la red Migreurop a Marruecos y acogida por la asociación GADEM en 2015